martes, 2 de febrero de 2010
Mellon Collie and the Infinite Sadness
(...) Cuando caes de un segundo piso simplemente caes, les dices a los invitados que no ha sido nada, te vas a la cama, sientes que la borrachera desaparece y cuando tratas de recordar porqué te lanzaste - nada viene a tu mente. Sabes que lo hiciste por algo maravilloso pero es como si esa noción le perteneciese a otro mundo en cuya atmósfera tu memoria no puede nadar, y es sobre todo como si comprendieras a M, y como si los del grupo ya no estuvieran allí, como si nadie quisiera ser bombero ni ninguno de ustedes realmente supiera volar. Y entonces es que aparecen las razones para gritar gritar gritar y las razones para que caer de un veinteavo piso suene como una idea mejor.
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Esta entrada me suena de antes.
ResponderEliminarSí,una vez lo puse en el tuenti, pero ahora mismo me siento un poco así y creo que pega más en este blog antitumorcitos
ResponderEliminarMe gusta lo que has escrito, aunque espero que no quieras tirarte de un veinteavo piso, porque eso no es caerse, eso es afostiarse, y de esa ya no te levantas campeona... no esperes no bomberos ni volar. Almenos no desde esa altura!
ResponderEliminarSolo cuando tocamos fondo somos capaces de hacer cualquier cosa. Lo sé porque lo sabe Tyler.
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